lunes, 11 de marzo de 2013

La huella de #Tánger2012


Encaramos la recta final, cuya meta será el comienzo de la gran Experiencia en Tánger. Desde el Blog queremos que estos últimos días sean un poco especiales, y cedemos la palabra a aquellos que ya vivieron la Semana Solidaria el año pasado para que sirva de motivación y ánimos a los chicos que estos días andan haciendo maletas. Les dejo con alguno de los integrantes de #Tánger2012.




Sería difícil describir en palabras cómo se siente uno después de haber realizado esta experiencia, pero creo que es justamente eso lo que realmente la hace bonita. Lo que hace que un año después de que todo haya pasado, y cada uno sigue con su vida, te entren ganas de dejar lo que estás haciendo por volver a repetirlo.
No es una excursión ni son unas vacaciones, Tánger es "simplemente" una realidad, una realidad desconocida para mí hasta ese 18 de febrero. Y desgraciadamente, una realidad desconocida por la mayoría, pero presente en este mundo en el que a día de hoy, es más importante la riqueza y el bienestar de unos cuantos, que el hambre de muchos otros. 
Dicen que Tánger te cambia, pero yo no lo creo así, simplemente te hace ver las cosas de otra manera, y considerar lo que tienes como el mayor regalo que Dios te puede dar.
Ana Horrillo 

Cuando te dicen que vas a Tánger lo primero que piensas es: "¿por qué yo y no otro?". Te eligen para que lleves a cabo un trabajo del que ni siquiera sabes si estarás a la altura, pero confían en ti. Desde el primer momento que pisas el Hogar Lerchundi, dejas de pensar en ello; te das cuenta de que lo que de verdad importa es aportar tu pequeño granito de arena y te centras en vivir la experiencia con cada niño o niña del Hogar, de cada situación y de cada lugar. Hay momentos que te vienen grandes pero no se trata de retroceder si no de seguir adelante, porque después encontrarás la recompensa en el niño que te regala una sonrisa o en la madre que te deja bañar a su bebé. Cada uno intenta dar lo mejor de sí. En definitiva, para mí la Semana Solidaria en Tánger, no ha sido una semana a la que vas a ayudar, realmente son ellos los que me han ayudado a mí.
Carmen Murillo

La experiencia en Tánger fue increíble e inolvidable. Es la semana más satisfactoria y reconfortable que he vivido. Pasé miedo, pena, angustia,... Sobretodo por esas madres solteras, por los largos caminos que tenían que hacer para poder bañar a sus hijos y conseguir algo de alimento, por esos pequeños que no tienen casa y necesitan oler pegamento para evadirse de sus vidas, por esas personas con problemas y discapacidades a los cuales no quiere la sociedad y por esas grandes personas que dedican su vida a ayudar y no son valoradas en esa sociedad por ser de una religión distinta.
Por todo eso me siento orgullosa de haber podido ayudarles, aunque solo fuese una semana, porque me han hecho ser mejor persona y valorar mucho más lo afortunado que somos por poder disfrutar de todas las cosas que tenemos.

Desirée Tejada

Creo que es la primera vez en un año que me pongo delante de un papel en blanco y me paro a pensar que ha sido para mí la Semana Solidaria; y cómo se ha visto reflejado en mi vida. No soy de los que dicen "Tánger 2012 me cambió la vida" pero si puedo decir que mi paso por Tánger ha reforzado mis valores cristianos. Bajo mi punto de vista, es una experiencia en la que te das cuenta de muchas cosas, la realidad es como la ves, no como la venden. La realidad es dura y no suele gustar. Y en mi caso, tras mi paso por Tánger empiezo a ver las cosas con otros ojos.
¿Sabéis cual es esa sensación de hacer feliz a alguien con un simple gesto?
Pues sí, ese fue mi paso por Tánger. Orgulloso de haber intentado hacer feliz a todas las personas de mi alrededor y de haber aprendido tanto durante esta experiencia.

"La paciencia es amarga pero produce un fruto sabroso"


Guillermo Duchel


Desde pequeña llevaba escuchando el testimonio de la Semana Solidaria en Tánger, y cuanto mayor era más ganas tenía de vivirla.
Y llegó el momento, siempre dije que quería ir a Tánger y sino no formaría parte de este proyecto, pero una vez vivida la experiencia, no rechazaría ninguna, sea donde sea. Tánger no solo está en el continente africano, Tánger está en todas partes, aquella situación se encuentra en muchos lugares.
Lo que más me impresionó fue el recibimiento a quienes éramos desconocidos para ellos, eran continuas las muestras de agradecimiento de aquellas personas con las que pasábamos el día y a quienes ayudábamos; quienes te ofrecían lo poco que tenían como símbolo de gratitud.
No solo hay pobreza económica, hay falta de cariño y afecto, así como discriminación. Comprobar cómo la diferencia de culturas y religiones no supone ninguna barrera para ayudar, te anima a vivir la experiencia con más ganas, y que lo que mucha gente ve como una pérdida de tiempo: ayudar; se convierte en la mayor de las satisfacciones.
Sentía que Dios estaba en cada gesto de cariño, de agradecimiento, de ayuda. Así, Él también se hacía presente en todas y cada una de aquellas personas que dejan una vida cómoda para ayudar, y que gracias a ellos podemos vivir este tipo de experiencias.
Repetiría sin pensármelo, nunca imaginé que sería de las mejores cosas que he hecho hasta ahora.
Paloma Gallardo

Tánger, no te cambia la vida, seamos realistas, pero sí te hace darte cuenta de muchas cosas. Somos muy afortunados, pero no somos conscientes porque no vemos lo que ocurre fuera. Ciertas zonas de Tánger están sumidas en la pobreza más absoluta, en la que el alimento y las necesidades primarias están al alcance de pocos.
Al principio vas con la idea que te haces en el colegio a través de testimonios y fotos de los compañeros de otros años, pero no conoces la realidad que allí se vive hasta que decides ir y comprobarlo por ti mismo.
Gracias a la ayuda que prestan lugares como el Hogar Lerchundi, Cruz Blanca, Adoratrices o Las Carmelitas algunas personas pueden sobrevivir a duras penas.
Puedes pensar que aquí hay pobreza pero nada comparado con Tánger, allí la pobreza es palpable en todos lados. Eso sí, el cariño y el agradecimiento que te muestra cada persona que ayudas, que no tiene nada y que lo poco que tienen lo comparten contigo como agradecimiento, no tiene precio.
Al llegar a tu casa, te pones a reflexionar y te das cuenta del bien que has hecho y la ayuda que has proporcionado, por poca que en realidad sea. Si todos pusiésemos nuestro pequeño granito de arena la realidad sería muy distinta. 
Por todo ello, la Semana Solidaria en Tánger es una experiencia que animo a generaciones futuras a vivir. 
Jesús García

La semana solidaria resultó muy beneficiosa para mí en todos los sentidos, sentido de humildad, de trabajo, de esfuerzo, de colaboración, de espíritu, de equipo, de solidaridad, de amor, de generosidad,... aunque ahora solo sea un recuerdo inolvidable. A día de hoy solo me queda dar las gracias a todos los que hicieron posible esa experiencia, siento mucha nostalgia por lo vivido en Tánger y espero volver para seguir aprendiendo como hice cada día que pasamos allí. Deseo que los estudiantes de primero de este curso lo vivan tan intensamente como lo viví yo con mis compañeros el curso pasado puesto que es una oportunidad inigualable la que nos ofrece nuestro colegio. Y siendo sincera siento envidia de ellos por supuesto envidia sana.

Mercedes Cid


Para mí, Tánger fue el paso que me hizo ver las cosas de otro modo. Cuando paseaba con un deficiente y todos miraban raro, o cambian de acera por no estar cerca suya; en lugar de sentirme mal, me agarraba con más fuerza al que llevaba de la mano y sentía que lo que estaba haciendo nos ayudaba a ambos. Tánger me hizo darme cuenta de la importancia de lo que es esa semana y de lo que supone para los que la vivimos.

Antonio Barrientos



Desde el Equipo de responsables esperamos que ese paso por Tánger les haya marcado en su día a día; que no se quede solo en una anécdota dentro de la vorágine de la rutina. Tánger está en todos sitios, en el mendigo que espera en la puerta de la iglesia, en los sintecho de la Casa de Acogida, en los ancianos del Asilo, o incluso en nuestros propios familiares, a los que a veces no tratamos como se merecen. La cuestión es encontrar ese Tánger que te rodea.


                                                                                                   

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